Dios a través de los papás (ahora le toca a ellos)

Amigas y amigos, ya viene el día del Padre, y voy a aprovechar eso para escribir un texto cursi para ustedes (y sus papás, jeje no-cierto). 

Creo que muchas personas tienen (tenemos) la imagen de Dios como un viejito de barba blanca, más delgado y fuerte que Santa Claus, pero viejito y hombre al fin. Y si nos preguntamos de dónde viene esta imagen, probablemente llegamos a la conclusión que Jesús habla de su Padre Celestial en los evangelios y pues si Jesús tenía unos 30 años, su papá (en términos banales mundanos) ya sería medio mayorcito, ergo, la imagen del hombre de barba blanca. Muchas pinturas famosas (por ejemplo la Creación de Miguel Ángel), contribuyen a que esa imagen esté tan sólida en nuestras mentes. 

También creo que muchos sabemos (o bueno, espero jeje) que Dios no ES un viejito con barba, aunque tradicionalmente se le represente así, pues podría ser representado también como la Sabiduría (Sofía), como la mujer que busca una moneda hasta que la encuentra, como un buen pastor, o como Espíritu Santo que sopla donde quiere y nadie sabe de dónde viene ni a dónde va. 

Pero el caso es que, más allá de los por qués, la representación de Dios como Padre es una de las que eligió Jesús para explicarnos a la primera persona de la Trinidad. Por ello es que creo que podemos encontrar similitudes bonitas (así como con las mamás) entre Dios Padre y los papás 'terrenos' que recrean la unión trinitaria junto con la mamá y el hijo/a. 

Les comparto tres:

               "Como la ternura de un padre con sus hijos es la ternura del Señor" (Salmo 102)

1.- Al igual que en la relación que tenemos con Dios-Padre, los padres terrenos aman a sus hijos incondicionalmente, únicamente por ser (co)'creación' suya. Sé que varios pueden saltar en este punto (una parte de mí lo hace), pensando en los papás que nunca conocen a sus hijos (por elección propia), los papás ausentes o los papás que 'condicionan' (a veces inconscientemente) el amor a sus hijos, canjeándolo por 'buenas calificaciones', 'un determinado estilo de vida' o 'cumplir ciertas expectativas'. (Si no has tenido una buena relación con tu papá-terreno, me gustaría que te imaginaras a un amigo, a un tío, un abuelo, o al papá de un amigo (si tú quieres), antes de seguir leyendo).
Me gustaría también, que nos imagináramos a muchos (creo yo, la mayoría) de los papás cuando les ponen a su bebé recién nacido en brazos. Ningún papá lo abrazaría pensando 'este niño me hará rico, por eso lo amaré', o 'si este bebé crece y vota por el PAN, lo amaré'. Creo que todos los papás al tener a su bebé en brazos por primera vez, se deleitan contemplando al bebé, no por lo que el bebé hace o deja de hacer, simplemente porque el bebé ES. Porque ven en el bebé una 'imagen suya'. Así Dios que es padre perfecto, nos contempla y no lo imagino diciendo, 'mientras que esta hija mía camine por esta línea, la amaré'. Al contrario, imagino un Dios padre que nos contempla con asombro, con 'sorpresa' (por decirlo de alguna manera) ante las maravillas que hacen sus hijos e hijas, ante sus decisiones y sus viajes como peregrinos en la vida. Para Dios, es suficiente que seamos 'imago Dei', hechos a imagen y semejanza suya, para amarnos gratuita, eterna y misericordiosamente.

         "No es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó primero" (1 Jn 4, 10)

2.- Dios nos 'primerea', como le gusta decir al Papa Francisco: la iniciativa de amar viene de Él. Los papás son anteriores a los hijos, de eso no hay duda. Los papás existen antes que los hijos. Creo nadie se acuerda de qué sentíamos cuando éramos bebés (si tú te acuerdas...wow, contáctame y platícame), y por lo mismo, no amamos nosotros primero a nuestros papás, pues como bebés no nos tocábamos el corazón antes de llorar a las 3:00 am o de causar alguna incomodidad en medio de una cena familiar. Pero nuestros papás sí nos amaban ahí, ellos nos amaron primero (¡Incluso antes de que naciéramos!): sin condiciones y sin 'peros'. Así también Dios, quien 'nos conoce y su mano nos cubre por todas partes (...) antes que llegue la palabra a nuestra boca, Dios ya la conoce por entero' (Salmo 139). Lo he dicho antes, pero es una de las cosas que más me gustan de Dios: el amor de Dios tiene que ver con quien Dios es, no con quienes somos nosotros. Por eso nunca podremos hacer algo tan bueno como para que nos ame MÁS, ni tan malo como para que nos ame MENOS.

         "Si ustedes que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más su Padre que está en el cielo" (Mt 7, 11)

3.- Dios-Padre nos brinda lo que necesitamos, los papás terrenos (desde sus limitaciones como humanos) también. Sin embargo, no por eso estamos en una relación 'transaccional' (estilo mercaderes) ni con Dios ni con nuestros papás.
Creo importante el retirar, lo más que podamos, la imagen de Dios como un cajero ATM, o como el genio de la lámpara. Si en el caso de los papás terrenos, algunos habrán escuchado el reclamo de 'solo me hablas cuando necesitas dinero', creo que Dios podría decirnos (no reclamarnos) lo mismo. Es cierto que, sobre todo cuando somos bebés, estamos en una relación 'asimétrica' con nuestros papás en cuestión de providencia (con Dios siempre lo estaremos jeje), pero no por ello funcionamos como 'me diste esto, entonces yo haré aquello', sino más bien en una relación de amor. Ojalá que en nuestra relación con Dios evolucionemos también más allá del 'si me concedes A, yo hago B' (y lo escribo, pensando en empezar por mí!). El punto en esta última similitud, es que especialmente en la época de la 'asimetría' en cuanto a recursos/facultades, los papás entregan muchísimo a sus hijos. Algunos casi literalmente se quitan el pan de la boca para darlo a sus hijos (digo casi, porque literalmente sería poco higiénico y más en estos tiempos), Dios también: en la cruz y en el eterno sostener a su Creación.

En conclusión, nuestros papás hicieron/hacen lo mejor que pueden con lo que tienen y saben: número o nivel de sus sacrificios no lo sabremos, pero sí experimentamos su amor, su protección y su cercanía, así como con Dios. 

Aquí se me ocurrieron tres formas en las que los papás tienden a 'reflejar' el amor de Dios en el mundo, pero ciertamente que todos los hijos e hijas de Dios hacemos lo propio, porque a fin de cuentas, 'de tal palo (Dios) tal astilla (nosotros)'.

¡Feliz día del padre!

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