Lecciones aprendidas con las Misioneras de la Caridad


Amigos, ¿tienen a alguien (o alguienes) en quienes confían casi que ciegamente? ¿personas que admiren con todo su ser? Sé que ya saben (el título de este post es cero misterioso) que para mí algunas de estas personas son las Misioneras de la Caridad (MCs) (fundadas por la Madre Teresa de Calcuta). También sé que comparto el fandom de la Madre Teresa con mucha gente (no por nada ella ha sido de los rostros más fotografiados de la historia, ha inspirado decenas de libros y películas y se ganó desde el Nobel hasta la medalla de oro del Congreso de EEUU) (fun fact, en el que era su cuarto en Calcuta hay una caja de cartón hiper sencilla que dice "Mother's Awards", así con marcador negro. Sospechamos que ahí comparten espacio todos los trofeos y medallas que le fueron otorgados).

El punto es que las Misioneras de la Caridad se distinguen por su servicio desinteresado hacia los más pobres de los pobres con un espíritu de alegría, confianza amorosa y entrega total. He tenido la bendición de estar cerca de esta familia religiosa, de distintas maneras y en diferentes casas, y hoy quiero compartirles un poquito de lo que he aprendido de ellas:

1.- A hacer vida el "trabaja como si todo dependiera de ti y ora como si todo dependiera de Dios". 
Ejemplo: a fines del año pasado, me pidieron las hermanas que si le ayudaba a una de ellas a aprender computación. A esta hermana, recientemente la habían nombrado encargada de las facturas y demás procesos administrativos de la casa donde sirve. Cabe destacar que las MCs no tienen celulares y que su acceso a las computadoras se limita a lo indispensable y que este es solo para las hermanas que tienen que cumplir alguna función tecnológica. Para hacer todo más dramático, esta hermana había ingresado a la congregación en los 80's, entonces literalmente no había usado computadoras en toda su vida. Amigos, pues esta hermana ha sido de las mejores alumnas que he tenido en la historia. Se notaba que las computadoras estaban lejos de ser su actividad favorita, pero anotaba TODO lo que le explicaba en su cuaderno (con dibujos y todo) e insistía en practicar para poder aprender rápida y eficazmente. Esta hermana podría haber renegado de su nueva función, podría no haber dado lo mejor de sí y haberlo dejado todo a la divina providencia (al  SAT no le hubiera encantado esto), pero eligió "trabajar como si todo dependiera de ella y orar porque todo depende de Dios" 

2.- El mejor tipo de risa es la risa sencilla e inocente.
No tengo forma de probar la siguiente afirmación pero mi corazón sabe que es real: las Misioneras de la Caridad son más graciosas que Chespirito/Eugenio Derbez/Omar Chaparro juntos. Tal vez es su estilo de vida justo así: sencillo e inocente lo que las hace reírse (y que te rías con ellas) de las cosas más pequeñas y bonitas. En sus casas no se necesitan los dobles-sentidos ni la "carrilla sana" para estar llenas de risas todo el tiempo, porque la fraternidad con la que viven, permite aflorar una alegría que contagia hasta al más escéptico. Lo más sorprendente es que como el idioma en el que se expresan es el inglés (pues hay hermanas de todas partes del mundo en cada casa), los chistes y chascarrillos también son en inglés, entonces ya no sabes si te estás riendo de lo mismo que se está riendo la otra hermana, si sí se entendieron o si solo les da risa la risa de la otra o lo bizarro de toda la situación.

3.- Tener una rutina salva tu vida.
Un amigo que estaba en el seminario una vez me compartió que a ellos les decían en el Semi, "Salva el orden y el orden te salvará". Con todos los asegunes que puede tener la frase, la creo cierta porque la he visto en mi vida y en la vida de las Misioneras. Incluso la psicología aconseja que si estás triste o con ansiedad, hagas las cosas más sencillas de tu día a día: tiende tu cama (hay todo un video sobre esto), pasea al perro, lava los trastes. La rutina de las Misioneras de la Caridad empieza a las 4:40 de la mañana y termina a las 10 de la noche y entre esas horas hay espacios precisos para orar, escribir, servir, limpiar, jugar, comer, dormir siesta, tomar té, limpiar más, leer, estudiar y convivir. Y, al menos a mí, las rutinas me calman, y los hábitos me mantienen a flote cuando mis emociones quisieran estar renegando de mil cosas en lugar de hacer ejercicio, por ejemplo. Así que aunque Pepsi diga que la rutina está para romperse, no hay que hacerle -tanto- caso (nomás poquito jeje).

4.- Lo que creo que es vital para vivir, realmente no lo es.
Amigos, este mundo capitalista nos grita que NECESITAMOS la mejor tecnología, el maquillaje más caro y la ropa más bonita. Además, ahora que Mark Zuckerberg nos espía por todos lados, te sale publicidad hasta de lo que soñaste y empiezas a pensar que tal vez sí necesitas ese estante para plantas color beige que solo hacen en Tailandia. Por el contrario, las Misioneras de la Caridad viven con lo indispensable. Corrijo, viven sin lo que es indispensable para mí, pero ellas prueban que puedes vivir toda una vida sin eso que yo necesito desesperadamente. Ellas no solo sirven a los pobres, sino que abrazan la pobreza como maestra y como compañera de vida en un sentido de solidaridad radical que yo jamás he visto en otro lado. 

5.- La oración hace milagros, incluso en épocas modernas.
(Esa es una frase literal de Madre Teresa) Las Misioneras de la Caridad me enseñaron a rezar. No a rezar repitiendo, sino a orar contemplando, sintiendo, escuchando. La mejor parte es que no nos enseñan con clases, temas o procesos, sino que es una especie de ósmosis por la vida espiritual que ellas exhalan. En las épocas más ajetreadas de mi vida lo primero que "cortaba" de mi día era la oración pues sentía (siento) que tengo que ser productiva y arreglar las cosas haciendo. Para las Misioneras se puede estar viniendo el mundo abajo, estar literalmente en medio de una guerra o estar con problemas súper gruesos en sus casas pero nunca dejarán de orar...por 4 horas al día, pues saben que la respuesta la tiene Dios y que el "dejarse moldear" en oración es más fructífero que todas las juntas y planeaciones del mundo. Y creo que ese es su gran secreto: la clave de su éxito y su felicidad. Su fuego secreto es que en la oración se saben infinitamente amadas, protegidas y abrazadas.

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