"En caso de coincidir"


Amigos, me gusta mucho la idea de los "comunes denominadores" en matemáticas. La idea de que números diferentes tengan algo en común me parece de las cosas más bonitas de la aritmética. Pero les voy a ser súper sincera: no me sentía (ni siento aún) preparada para explicar este concepto (que es bien básico, se ve como en quinto de primaria jajaja) en el blog, así que gracias a Dios que tengo un hermano muy bueno (2, de hecho) que me hizo un ejemplo de mínimo común múltiplo de su puño y letra (*inserte sonidos de 'awwww' aquí*):



¿A poco no está padre eso? Dos números que van por la vida en caminos diferentes: 180 y 324...pero que eventualmente tienen un vínculo, una coincidencia (el número 1620 en este caso, jeje). No quiero ahondar demasiado en este punto matemático a riesgo de hacer enojar a Pitágoras desde el más allá, pero mi punto es que:

La diferencia -aún en algo tan concreto como las matemáticas- no impide la coincidencia.

En historia (la cual puedo explicar mucho mejor que las matemáticas), ha habido estos momentos de coincidencia también. Al estallar la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914, tanto los Aliados (Gran Bretaña y  Co.) como los Poderes Centrales (Alemania y Co.) creían que la guerra duraría semanas. Al verse atrapados en las trincheras ya cerca de la Navidad, decidieron hacer una tregua por Nochebuena, salir de las trincheras (arriesgándose a morir a manos del enemigo) para cantar juntos, intercambiar cigarros como signo de paz e incluso (dicen algunas fuentes) jugar futbol. Este ha sido denominado uno de los momentos más esperanzadores de la historia: dos bandos confiando uno en el otro y encontrando algo en común: la celebración de la Navidad lejos de sus familias. 

La coincidencia fue más fuerte que su diferencia.


Además de los números y la historia, las Misioneras de la Caridad también me han dado ejemplos a lo largo de los años sobre la importancia de reconocer las coincidencias y de no huir de ellas, sino al contrario, de abrazar estos momentos como seña de la "común humanidad" que compartimos los seres humanos. Les comparto dos ejemplos:

A fines del año pasado, tuve la bendición de participar en un Congreso de Prevención del Abuso a Menores, al que acudieron (entre otras 400 personas), las superioras de las casas de las Misioneras de la Caridad. Uno de los ponentes, sobreviviente de abuso y ahora periodista y abogado, compartió dentro de su conferencia ser abiertamente gay y cómo eso incluso le ha causado problemas (tristemente) al dar su testimonio dentro de la Iglesia. Presencié el momento en el que, al finalizar su conferencia, las Misioneras se acercaron a besar las manos del ponente, dándole una medalla de la Virgen María y felicitándolo por su labor a favor de los sobrevivientes de abuso (y no, en ningún momento aprovecharon para comentarle al ponente lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el punto 2357).

La coincidencia era más fuerte que la diferencia.

Esta última historia me encanta: una vez nos compartió la hermana encargada de la formación en América que, dado que las Misioneras de la Caridad tienen casas por todo Medio Oriente (región en donde predomina el Islam), los trabajadores que auxilian en sus casas a atender a los enfermos, ancianos y personas con discapacidad que viven con las Misioneras, son en su mayoría musulmanes. La Madre Teresa podría haber instado a estos trabajadores a convertirse al Catolicismo, o simplemente no preocuparse por la forma de culto de sus trabajadores. Pero la Madre Teresa hizo todo lo contrario, mandó construir mezquitas pequeñas en algunas de sus casas para que los trabajadores pueden ir a su culto, aunque fuera distinto al que profesan las Misioneras. Las Misioneras y los trabajadores compartían el deseo de adorar a Dios, y esta 'común humanidad' prevaleció antes que la diferencia de religión.


La coincidencia fue más fuerte que la diferencia.

No pretendo con este texto decir que las creencias particulares, formas distintas de vida o ideales específicos de las personas (o los números, por si acaso) no son importantes. La diversidad de ideas y de pensamientos son reales y creo yo, fuente de riqueza en el mundo. Pero de vez en cuando (más seguido de lo que creemos) se atraviesa un #1620, una Navidad en medio de la guerra, o una causa en común (como la prevención del abuso o el deseo de adorar a Dios) que nos hacen coincidir en medio de nuestras diferencias. 


Mi sentir especial es que también estamos en uno de esos momentos ante el paro del 9 de marzo, creo que aunque hay diferencias obvias dentro del (bastante grande y variado) espectro ideológico y sociopolítico, tenemos en común que no queremos seguir alimentando una cultura que mata a las niñas, y que viola y tortura a las mujeres. Ojalá también aquí:

La coincidencia sea más fuerte que la diferencia.

Y tal vez así podamos maravillarnos con Fernando Delgadillo que habiendo "tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio...y coincidir"...

*Just for the record: si alguien fue ortodoxo fue la Madre Teresa de Calcuta y creo todos sabemos su postura frente al aborto (estaba en contra, por si acaso hay duda). No tengo idea de qué diría la Madre sobre el 9m pero sí sé que en su tumba está escrita la cita de San Juan 13, 34 "Ámense los unos a los otros como yo los he amado"*.

Comentarios

Publicar un comentario